En preparación del ministerio de Cristo, y de la obra del evangelio,
Dios levantó a Juan el Bautista para llamar a la nación de Israel al arrepentimiento.
A cargo de este llamado, Juan predicó el bautismo de arrepentimiento
para la remisión de los pecados (Marcos 1:4). Jesús continuó bautizando,
y antes de ascender a los cielos, comisionó a Sus seguidores a predicar
"arrepentimiento y remisión de pecados ... en Su nombre, entre todas las
naciones", bautizando a quienes creen "en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo." (Juan 3:22 y 4:1-2; Lucas 3:3; Marcos 1:2-3; Lucas
24:47; Marcos 16:15-16; Mateo 28:18-20).
Por esta comisión Cristo estableció el bautismo como institución
permanente de la iglesia cristiana; vemos nuestro primer ejemplo de su
cumplimiento en el día de Pentecostés: Pedro, habiendo reconvenido a sus
oyentes de sus pecados, les urge a "arrepentirse y ser bautizados ... en
el nombre de Jesucristo, para la remisión de los pecados." (Hechos 2:38).
Esta declaración nos dice que Pedro estaba predicando "el bautismo
de arrepentimiento para la remisión de los pecados." No hubo diferencia
esencial entre el llamado al bautismo de Pedro y el de Juan (Hechos 2:38;
Marcos 1:4; Lucas 3:3). En ambos casos, el bautismo fue para el perdón
de los pecados. Vemos lo mismo otra vez en el bautismo de Pablo, cuando
leemos: "¿Por qué te demoras? Levantate y sé bautizado, y lava tus pecados,
invocando el nombre del Señor." (Hechos 22:16).
En este punto algunos lectores pueden expresar una voz de alarma:
claramente ven lo que la Biblia está diciendo sobre el bautismo, pero están
preocupados porque no pueden ver cómo sería posible conciliarlo con lo
que dice sobre la justificación por la fe. Al tratar con pasajes como éste,
nunca debemos explicar más allá de lo que Dios ha dicho. La dificultad
consiste en entender el papel del bautismo en el perdón de los pecados;
y lo importante aquí es los que Dios piensa, no lo que pensamos nosotros.
La Biblia nos dice que el perdón es un don o regalo gratuito, de la gracia de Dios (Efesios 1:7). También nos dice que tenemos acceso a la gracia por la fe solamente, sin las obras de la ley (Efesios 2:8-9; Romanos 5:2). Así que esto no parece dejar espacio para el bautismo. Sin embargo, si vemos un poco más, encontramos que la Biblia dice: "La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios." (Romanos 10:17). Lo que plantea una pregunta: ¿Puede que el bautismo sea la Palabra de Dios? ¿Puede ser la buena noticia del perdón en Cristo? ¿Que sea el modo de decirnos Cristo, que todo aquel que viene a Él por misericordia, es lavado de sus pecados? Si es así, entonces todo conflicto desaparece: lo que la Biblia dice sobre bautismo y perdón, concuerda perfectamente con lo que dice sobre justificación por fe.
Algunas personas encuentran difícil ver cómo el bautismo puede ser
la Palabra de Dios, cuando no hay sonido entrando en sus oídos. Sin embargo,
es gracias al lenguaje por señas que los sordos son capaces de escuchar
el evangelio con sus ojos. Yo creo que el bautismo funciona igual. Cristo
usa el bautismo para mostrar a quienes se arrepienten que sus pecados están
siendo lavados (Hechos 22:16). Quienes salen del bautismo creyendo que
Cristo ha lavado sus pecados, son salvos (1 Pedro 3:21). Pero son salvos
no debido a poder alguno en la ceremonia, sino a que creen que Cristo les
ha lavado sus pecados. El bautismo es la Palabra de Dios para el perdón,
y la fe es creencia en la Palabra de Dios (Hechos 2:38 y 22:16; Marcos
1:4,15; Efesios 5:26; Tito 3:5-6; Lucas 3:3; Romanos 5:2 y 10:17).
Tendemos a veces a definir el "bautismo" separado del arrepentimiento y la fe; pero los escritores del Nuevo Testamento lo definen en un contexto de arrepentimiento y fe en Cristo (Hechos 2:38). Definido de este modo, el bautismo puede verse como consistente en cuatro partes:
La primera parte es el llamado al bautismo, la llamada al arrepentimiento
y a venir a Cristo por perdón (Hechos 2:38). Esta llamada es la Palabra
de Dios.
Está después nuestra respuesta al llamado. Los judíos que escucharon
a Pedro el día de Pentecostés, podían claramente ver que esta respuesta
era un acto de fe, y no de obediencia: sabían que la ley no requiere el
bautismo, y también que todos quienes se adelantaron para ser bautizados,
"en nombre de Jesucristo para remisión de sus pecados", estaban aceptando
a Cristo como Mesías.
La tercera parte del bautismo es la ceremonia en sí, que es la Palabra
de Dios visible: la prenda del perdón de Dios a todos quienes se arrepienten
y van a Cristo por misericordia. Esta prenda de perdón es evangelio, no
ley. A través del bautismo, Cristo dice a todos quienes vienen: "Ánimo,
tus pecados te son perdonados." (Mateo 9:2; Lucas 7:48).
La parte final es la creencia en que cuando nos volvimos a Cristo,
nuestros pecados fueron lavados (Hechos 22:16). El bautismo es la Palabra
de Dios dirigida a producir esta creencia. Cierto que podemos aceptar a
Cristo por fe antes del bautismo; sin embargo, el bautismo fue dirigido
a reforzar nuestra fe, asegurandonos que cuando vinimos a Cristo, nuestros
pecados fueron lavados y quitados. Así como convertimos un acuerdo en un
matrimonio oficial pasando a través de la ceremonia, de igual forma hacemos
oficial nuestra aceptación de Cristo al permitirle a Él -mediante su representante-,
lavar nuestros pecados (Hechos 2:38 y 22:16; Lucas 3:3; Juan 4:1-2; Romanos
10:17).
Una vez entendida la verdadera relación de bautismo a perdón, se hace obvio que aquellos que contradicen a Dios, enseñando que "el bautismo no es para remisión de los pecados, sino sólo un símbolo, o un acto de obediencia", están haciendo a la Palabra de Dios de ningún efecto, por causa de sus tradiciones heredadas (Marcos 7:13). Un acto de obediencia no puede traer perdón (Hechos 22:16) o salvación (1 Pedro 3:21. También: Hechos 4:12; Efesios 2:8-9).
Cuando hemos convencido a algunas personas, por la Palabra de Dios,
de que son pecadores, y de que Cristo murió por sus pecados, deberíamos
entonces seguir el ejemplo de Pedro, urgiendoles a arrepentirse y ser bautizados
para el perdón (Hechos 2:38 y 22:16).
Como este llamado al bautismo es una llamada a venir a Cristo por
misericordia, el acto de presentarse uno al bautismo es una apelación a
Dios por misericordia. Es una manera de llamar al Señor por clemencia (Hechos
22:16). Como la Palabra de Dios, la ceremonia del bautismo es la prenda
del perdón de Dios (una conciencia limpia) dada en respuesta a la apelación
por misericordia (1 Pedro 3:21).
Dios nos llama a presentarnos pare el bautismo; pero el bautismo
no es algo que nosotros hacemos. Por eso el "autobautismo" nunca es válido.
Sólo Cristo puede limpiar nuestros pecados, y el bautismo es algo que nos
hace Cristo a nosotros, obrando a través de su representante. Como el bautismo
es la Palabra de Dios, tampoco es necesario que sea repetido, sino sólo
que sea creído: Pedro y los otros discípulos nunca fueron rebautizados
(Lucas 22:32).
La Biblia retrata el bautismo como un lavado espiritual (Hechos 22:16),
que es en sí mismo una semblanza de la muerte de Cristo, su sepultura -entierro-
y resurrección (Romanos 6:5). Esta semblanza enfatiza el hecho de que somos
lavados de todo pecado a través de la muerte, sepultura y resurrección
de Cristo (Hechos 22:16, Efesios 5:26, Tito 3:5-6). Y sólo la inmersión
conviene plenamente a esta semejanza.
Algunos pueden hacer un argumento en pro del bautismo por derramamiento
o aspersión; sin embargo, ninguno de esos métodos retratan una semejanza
con la muerte, entierro y resurrección de Cristo.
Otros pueden también alegar que lo importante es el arrepentimiento,
y no la cantidad de agua que se emplea. Sin embargo, como el bautismo conviene
a una promesa de Dios, deberíamos aplicar el agua de un modo que corresponda
a la plena confianza, sin dudas. Lo último deseable para la gente, es un
cuestionamiento de la validez de la promesa de Dios por causa de la forma
como el agua es aplicada.
Debido a que el bautismo lo es "de arrepentimiento", nunca deberíamos
a sabiendas bautizar alguien que no está arrepentido.
Esto no significa que vamos a comportarnos con escepticismo acerca
de su sinceridad. Una tal arrogancia debe evitarse: no podemos ver en el
corazón. No obstante, significa que con anterioridad a que las personas
puedan ser bautizadas para la remisión de sus pecados, deben estar arrepentidas
de ellos, y desear les sean quitados. Siendo así deberían ser bautizados,
creyendo que en el bautismo es Cristo -mediante su representante- Quien
lava sus pecados (1 Pedro 3:21; Hechos 8:36-37; 2:38 y 22:16).
Como el verdadero arrepentimiento es incompleto sin la fe en Cristo,
nunca deberíamos a sabiendas bautizar a alguien que no cree que Cristo
murió por sus pecados. Es importante que todos quienes vengan al bautismo
entiendan el modo de salvación: deberían entender que Cristo es la fuente
del perdón que les es ofrecido en el bautismo (Hechos 4:12; Juan 1:29).
Por ende, deberían venir al bautismo buscando a Cristo por perdón y salvación
(Hechos 2:38 y 22:16).
Los verdaderamente arrepentidos han renunciado al Demonio, y a todas
sus formas y vías, y no quieren pecado en sus vidas. Por eso, después del
bautismo los frutos del arrepentimiento serán manifiestos en sus vidas
(Mateo 3:7-8); y el más importante de ellos es una disposición diaria a
reconocer su propio pecado, y a buscar a Cristo por perdón (Lucas 18:9-14;
Juan 1:47; Gálatas 5:4).
Dios quiso que el bautismo jugara un papel clave en la obra de llamar
al mundo al arrepentimiento y la fe en Cristo (Mateo 28:19). El bautismo
no sólo separa a quienes aceptan el evangelio de quienes lo rechazan, sino
que también es la prenda de misericordia y perdón para todos aquellos que
aceptan a Cristo.
1. ¿Qué predicó Juan el Bautista?
2. ¿Como qué estableción Cristo el bautismo?
3. ¿Qué era para la remisión de los pecados?
4. ¿Qué nos dice la Biblia que es el perdón?
5. ¿Qué hacen quienes contradicen a Dios?
6. ¿Cuál es la primera resurrección?
7. ¿Cómo retrata la Biblia el bautismo?
8. ¿Deberíamos aplicar el agua de modo que convenga a la confianza
o a la duda?
9. ¿A qué han renunciado quienes están verdaderamente arrepentidos?
10. ¿Qué es importante que entiendan todos quienes vienen al bautismo?