SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LA CAÍDA
UN ESTUDIO
por GARY RAY BRANSCOME
Lección 7
Que Adán y Eva desobedecieron a Dios es un hecho de la historia.
La Biblia nos cuenta llanamente el significado espiritual de esta desobediencia,
cuando dice que "por un hombre el pecado entró al mundo, y la muerte por
el pecado; y así la muerte se trasmitió sobre todos los hombres, porque
todos han pecado." (Romanos 5:12). "Por la ofensa de uno, sobrevino juicio
de condenación sobre todos los hombres." (Romanos 5:18).
No puede ser más claro; estos pasajes no requieren explicación:
hablan por sí mismos. Por causa del pecado de Adán, todos somos culpables
delante de Dios; y por tanto todos somos "por naturaleza los hijos de la
ira." (Efesios 2:3).
EL HOMBRE HA PERDIDO LA IMAGEN DE DIOS
Dios no nos creó como "hijos de la ira". Por el contrario, Dios
nos creó a Su propia imagen, santos, rectos y libres de pecado (Génesis
1:27,31; Levítico 19:2; Efesios 4:24).
En otras palabras, antes de que el pecado entrase al mundo, la naturaleza
del hombre era un reflejo o "imagen" de la de Dios. Adán podía mirar en
su propio corazón, en sus propios sentimientos y emociones, y ver a Dios.
Debido a que la imagen de Dios fue inscrita en su propia naturaleza, Adán
conoció a Dios de una manera en que los pecadores jamás pueden (Colosenses
3:10).
Pero el pecado cambió todo eso. El pecado envició nuestra misma
naturaleza, borró la imagen de Dios, y nos hizo por naturaleza hijos de
la ira (Efesios 2:3; Jeremías 17:9). En lugar de nacer a imagen de Dios,
nacemos a imagen del pecador Adán (Génesis 5:3; Mateo 12:34 y 15:19; Marcos
7:21; Salmo 51:5). Debido a que toda falta de rectitud es pecado, esta
corrupción heredada de nuestra naturaleza es pecado. Es el verdadero pecado.
Todos los pecados específicos, todas las inclinaciones, urgencias, pensamientos,
palabras y obras pecaminosas, son simplemente el resultado natural o subproducto
de esta corrupción en nuestra naturaleza. En otras palabras, no pecamos
y por eso nos volvemos pecadores, sino que pecamos porque somos pecadores.
Debido a que todos somos pecadores, no hay nadie justo, ni uno siquiera
(Romanos 3:10). Estamos por naturaleza ciegos a la verdad del evangelio,
perdidos en nuestros pecados, y totalmente incapaces de salvarnos por nosotros
mismos (Romanos 3:10-23; Mateo 5:48; Hechos 17:27 y 4:12; Gálatas 3:21;
Hechos 8:22; Proverbios 24:9; Deuteronomio 5:21; Colosenses 3:5; Romanos
10:3,4; Génesis 6:5; Juan 8:44; Efesios 2:3; 2 Pedro 1:4; Judas 18; Romanos
8:6 y 5:12 a 19; Salmo 58:3, etc.) Si no fuesemos pecadores no moriríamos
(Romanos 6:23).
TODOS HEMOS PECADO
Es importante entender que lo que la Biblia dice acerca del significado
espiritual de la caída, es clara y objetivamente expuesto en la Escritura
misma. Por ejemplo, el capítulo 5 de Romanos destaca el hecho de que "el
juicio sobrevino a todos los hombres por la ofensa de uno"; que "por la
desobediencia de un hombre fuimos hechos pecadores."
Obviamente estas declaraciones refieren a la caída de Adán. Como
"el pecado entró al mundo" por la caída de Adán, todo lo que dice el capítulo
3 de la Epístola a los Romanos acerca del pecado, se relaciona con la caída
(Romanos 3:10-23 y 3:12,18-19.) Por ejemplo, Romanos 3:10 dice: "No hay
nadie justo, ni uno." Dios no nos creó de ese modo, por consecuencia esta
falta de rectitud o justicia es una consecuencia espiritual de la caída
(Romanos 5:18). De igual manera, el profeta Jeremías nos dice que el corazón
del hombre "es engañoso sobre todas las cosas, y desesperadamente perverso"
(Jeremías 17:9).
Otra vez recalco: Dios no nos hizo de esta forma, por ende el pasaje
debe relacionarse con la caída. Jesús nos dice que "del corazón proceden
los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos
testimonios, blasfemias." (Mateo 15:19).
Nuevamente digo: Dios no nos hizo así (Génesis 1:31), por consiguiente
este versículo también revela el significado espiritual de la caída.
Así podría seguir. Virtualmente cada pasaje de la ley de Dios se
relaciona con la caída, porque la ley revela nuestro pecado. Sin embargo,
la verdad que quiero extraer es que por causa de la caída, todos por nuestra
misma naturaleza somos pecadores, y necesitados de un Salvador (1 Juan
1:8; Efesios 2:3; Romanos 6:23).
SOMOS POR NATURALEZA DESESPERADAMENTE PERVERSOS
Debido a que nuestra misma naturaleza ha sido pervertida por el padre
de la mentira (Juan 8:44), hallamos mucho más fácil negar nuestros pecados
que admitir nuestra culpa (Proverbios 16:2). Es más fácil para nosotros
excusar nuestro propio incorrecto proceder, mientras que apuntamos a las
faltas de los demás (Mateo 7:3). Esta negación de la culpa ha plagado a
la raza humana a través de la historia. Las gentes prontamente siguen a
falsos profetas, quienes les dicen que son buenas por naturaleza, capaces
de salvarse ellas mismas, y en ningún peligro de ir al infierno (1 Timoteo
4:3).
La seudo ciencia de Freud ha inventado negar la culpa. Tanto el
nudismo como el racismo arraigan en una negación del pecado. Los racistas
niegan que su propia raza es vil y corrompida por el pecado; y los nudistas
niegan el pecado, que hace ahora necesario el vestido (Génesis 3:21). En
todas partes lo malo es llamado bueno, y lo bueno, malo. Los viles se rebelan
contra Dios llamandose a sí mismos "liberales" (Isaías 32:5). Los infanticidas
se denominan a sí mismos abogados de la elección. Los pervertidos sexuales
se llaman "alegres" (gays). Las mentiras se llaman diplomacia. La belicosidad
se llama preocupación. El asesinato de los discapacitados se llama misericordia
(asesinato piadoso). El suicidio (autoasesinato) se llama "buena muerte".
Y la lista podría proseguir, pues parece no haber límite a las profundidades
de depravación en las cuales el hombre caerá. Es difícil encontrar alguien
verdaderamente honesto sobre el pecado (Isaías 64:6).
A comienzos de este siglo, fue casi universalmente aceptada la máxima:
"Todos los hombres son básicamente buenos." Y aunque este siglo también
parece haber sido la refutación misma de ese mito por Dios, todavía muchos
creen en el mismo. Conforme a la Biblia son mentirosos, y la verdad no
está en ellos (1 Juan 1:8). Debido a que nuestra misma naturaleza es vil
(Filipenses 3:21), tendemos a amarnos a nosotros mismos, a arrebatar la
porción más grande para uno mismo, a buscar la propia ventaja en cada situación.
Todo este autoamor arraiga en el satánico deseo de exaltarnos a nosotros
mismos (Isaías 14:12-15). A veces este deseo es tan intenso, que odiamos
nuestra propia carne, debido a que rehusa ser tan alta, apuesta o elocuente
como quisiéramos que fuese.
NO PODEMOS SALVARNOS A NOSOTROS MISMOS
Lejos de ser poco importante o insignificativo, el registro bíblico
de la caída es básico al mensaje de la salvación. Necesitamos un Salvador
porque estamos perdidos, y no podemos salvarnos a nosotros mismos (Hechos
4:12). Estamos perdidos y no podemos salvarnos a nosotros mismos por causa
de la caída (Romanos 5:12-19).
La Biblia no dice que muchos hemos pecado, o la mayoría, o quienes
están por encima de cierta edad; dice "todos han pecado" (Romanos 3:23).
Si alguien estuviese libre de pecado, si alguno fuese capaz de salvarse
a sí mismo, entonces la salvación habría sido por la ley (Gálatas 3:21-22).
Cristo vino, específicamente, porque ningún hombre puede salvarse él mismo
(1 Timoteo 1:15); y el registro de la caída nos dice por qué (Juan 14:6;
1 Corintios 12:3).
CONCLUSIÓN
He advertido que de los deseos impuros, los anhelos perversos
y el autoengaño del corazón humano, no puede decirse "eso no es pecado,
es nada más que naturaleza humana; todo el mundo es así." Tales juicios
muestran sólo la ceguera del corazón humano (2 Timoteo 2:23,26). La Biblia
llanamente nos dice que "toda irrectitud", incluyendo nuestras torcidas
inclinaciones y deseos, "es pecado" (1 Juan 5:17). El verdadero propósito
de la ley de Dios es mostrarnos nuestra perdida y pecadora condición, a
fin de que podamos buscar a Cristo por salvación (Romanos 3:20).
Por consiguiente, quienes excusan el pecado niegan la verdad de
la naturaleza caída del hombre, echan dudas sobre lo que la Biblia dice,
y deben ser resistidos como agentes de Satanás que obstaculizan la obra
de salvación. (Isaías 8:20; Jeremías 23:1; Judas 3; Tito 3:10; Romanos
16:17).
PREGUNTAS PARA ESTUDIO
1. ¿Por qué es mucho más fácil negar nuestros pecados que admitir
nuestra culpa delante de Dios?
2. ¿Por qué la gente corre tras la seudo ciencia de Freud?
3. ¿Cómo los racistas tratan de negar su propia depravación?
4. ¿Por qué la gente a veces se odia a sí misma?
5. ¿Qué dice Jeremías 17:9 sobre la naturaleza humana?
6. ¿Podemos hacer algo para prevenir nuestra muerte espiritual?
7. ¿Cómo nos llega el veredicto de Dios?
8. ¿Para qué es básico el registro bíblico de la caída?
9. ¿Puede la Ley hacernos inocentes o justos delante de Dios?
10. ¿Cuál es el propósito de la Ley de Dios?